Lo positivo de las emociones negativas: Rabia, miedo y tristeza

Lo positivo de las emociones negativas: Rabia, miedo y tristeza



Dentro de nuestro entorno social es usual utilizar el término “emociones negativas” cuando nos referimos en especial a la rabia, el miedo y la tristeza. Se nos ha enseñado desde la infancia a “controlar” las emociones, las hemos negado tanto que la mayoría de nosotros enfrentamos grandes dificultades para describir cómo nos sentimos emocionalmente en determinado momento.
Sin duda alguna, la rabia, el miedo y la tristeza son emociones básicas que nos conectan con acontecimientos dolorosos. Esta es una de las razones por las cuales la sociedad nos incita a “controlarlas” e incluso a “erradicarlas” de nuestras vidas.
Uno de los factores esenciales para ser exitosos en nuestras actividades cotidianas es conocernos a nosotros mismos. En este sentido, un aspecto fundamental es reconocer que somos seres emocionales y que no existen emociones positivas ni negativas. Lo que existen son estímulos (reales o no) que provocan ciertos estados emocionales.
Aunque no seamos políglotas, siempre podremos saber si una persona está enfadada, angustiada o triste, por sus gestos y lenguaje corporal, independientemente de que no hablemos su idioma o no estemos familiarizados con su cultura. Esta es la grandeza de las emociones, son universales y todos, de una u otra forma, las hemos vivido.
¿Cuáles son los aspectos positivos de las emociones negativas? ¿Qué podemos aprender de ellas y posteriormente convertirlas en nuestras aliadas?




La Rabia:

Desde pequeños se nos dice que la rabia es mala, que debemos controlarla o reprimirla. ¿Cuántas veces estando muy molestos cuando alguien nos pregunta qué nos pasa, inmediatamente respondemos: no me pasa nada, mientras que nuestra cara expresa otra cosa: mandíbula tensa y labios apretados?
Sin embargo, la rabia es la emoción que nos permite poner límites a los hechos que consideramos injustos, cuida de nuestra dignidad, nos llama a la acción para resolver una situación determinada. Cuando sientas rabia, exprésala e identifica cuál es la injusticia que estás viviendo, defiende tu posición y gánate el respeto que te mereces, sin agredir de manera física o verbal a tu interlocutor. Cuando experimentes esta emoción, recuerda que, según los libros sagrados, hasta Dios se ha dado permiso para sentir ira en algunas ocasiones, a pesar de que se le considera uno de los pecados capitales.



El miedo: Culturalmente, se nos ha dicho que el miedo es sólo para los cobardes; no obstante el gran reto que tenemos en la vida no es precisamente no tener miedo, sino que a pesar de que tenerlo nos atrevamos a enfrentar las dificultades y lo desconocido. Cuando vivimos en el miedo, nos paralizamos; pero cuando aceptamos que es una emoción genuina que funge como un mecanismo de alerta para advertirnos sobre posibles peligros podemos abrazar ese miedo y convertirlo en aliado.




La tristeza: Existe una tendencia a que salgamos de esta emoción lo más pronto posible. Al vernos tristes, nuestros familiares y amigos nos consuelan con frases que se han convertido en lugares comunes: “No te preocupes”, “a todos les pasa”, “todo sucede por alguna razón”,” cambia esa cara”. ¿No les parecen frases trilladas, que lejos de sacarnos de la tristeza nos sumergen más en ella?
Con esta emoción nos pasa que nos cuesta reconocer que estamos tristes. Por ello, es preciso tomarse el tiempo para sentirla y vivir nuestro duelo, sea cual sea; llorar y dejar que las lágrimas broten. No hay nada más doloroso que no permitirnos la catarsis del llanto. La tristeza nos conecta con aquello que nos importa en la vida, con las pérdidas. Sólo después de haber pasado por ella podemos abonar el camino hacia la aceptación, la gratitud y la alegría. Cuando no damos rienda suelta a nuestra tristeza, corremos el riesgo de convertirla en un estado converde corremos el riesgo de convertirla en un estado de ánimo permanente que va minando nuestro ser y puede convertirse en depresión.



A modo de resumen, les presento esquemáticamente cuáles son las situaciones que desencadenan estas tres emociones:


La rabia nos enardece cuando nos encontramos frente a una injusticia.


El miedo nos asalta cuando nos enfrentamos a lo desconocido.


La tristeza nos invade cuando padecemos una pérdida.


Espero que estas breves reflexiones te ayuden a ver el lado positivo de estas emociones supuestamente negativas. Así, la próxima vez que sientas algunas de ellas, tómate tu tiempo para vivirlas y revisar las causas; y si algún amigo bien intencionado te pregunta qué te pasa, simplemente dile cómo te sientes en verdad. Créeme que al dejar de reprimirlas vas a experimentar un efecto liberador y sanador sin precedentes. Te animo a que aprendas a convertir estas emociones negativas en experiencias positivas de ahora en adelante.


FUENTE: http://exitosi.com/lo-positivo-de-las-emociones-negativas-rabia-mie...